Y pensarán 'A este se le ha pirado, se le fue', pero no, no es eso. El problema es que aunque yo empecé la heroica hazaña de la colonización cultural de esta tierra, mis padres han terminado de rematarla. ¿Por qué? Muy fácil. Lo entenderán después de leer lo ocurrido durante la semana que pasarón aquí mis padres.
Nada más llegar al aeropuerto todos comenzaron a dar cuentas de que allí había españoles. Pues entre todos los presentes solo se podía distinguir una mujer con la mano en alto que gritaba 'Aquí, Javi, hijo!!!, qué estamos aquí!!!'. Una vez en la cochambre la cosa fue rápida. Abro la puerta y mi madre se abre paso para realizar un examen exhaustivo de todo cuanto allí se almacenaba: midió el grosor del polvo acumulado, examinó y enumeró todas las cosas necesarias y ausentes y las registro en su disco duro, abrió la nevera y calculo el número de metros cúbicos de comida que podrían introducirse en ella. A posteriori llegó el desembarque de cosas:
- Abrigo nuevo
- Gorro de invierno
- Jerseises varios, de colores y tamaños variables.
- 5 kg de jamón y otros 5 kg de lomo. Viva España.
- Mi clarinete con las partituras.
- Mis regalos de cumpleaños.
- ...
- Una cocina eléctrica
- Dos cacerolas de diferente tamaño
- Una sartén
- Utensilios varios de cocina, a mi madre parece que no le bastó con lo que yo me agencio del restaurante
- Aceite (de oliva)
- 4 kg de pasta
- Tomate
- Patatas
- Huevos
- Una cafetera
- Café
- Bollos, galletas, magdalenas... pero no galletas María, de esas no hay. Fue una verdadera desilusión. (mensaje para la Yaya Pascua: quiero galletas María, de las de Fontaneda o las del Día, me da igual, pero María, porque me parece increíble e indignante que en uno de los países más avanzados del mundo no hayan sido capaces de desarrollar la tecnología necesaria para crear las galletas María)
- ... y muchas más cosas de las que ya he perdido la cuenta o ya me las he comido y no puedo mirar en el armario para hacer memoria
Bueno a parte de todo esto, visitamos Calvi, Ajaccio, Corte, Bastia, Bonifaccio, Ile de Rousse, comimos 'moules', tomamos cafe olé, hicimos una tortilla de patata y fotos absurdas, desenfocadas o sin contenido claro. (Mamá me tienes que mandar las fotos para poner alguna)
Por añadidura a todo esto mi abuela me ha mandado un kilo de pipas ya que aquí no hay. Es más, el otro día tuve que enseñar a los belgas como se comen, porque pensaban que eso era comida para los animales. Ahora les tengo que decir que ya no me quedan si quiero seguir comiendo yo. Lo que es la vida.