La playa

Ya hemos ido a la playa. Ya era hora. Y es que el fin de semana ha estado movidito. El sábado me invitaron a un cumpleaños unos del continente, es decir de Francia, es que ellos se denominan así: del continente o de la isla, yo los llamo del Continente o de Pryca, porque les guste o no, todos son de Carrefour, pero aunque les joda yo me quedo con Mercadona, Carmen la pastelera, Margarita la de la farmacia o Angelita la de la papelería.

El domingo estuvimos en la playa y estuvo bien la verdad. El único problema que tuvimos fue que al levantarnos nos dimos cuenta de que no teníamos electricidad y nos pillamos un rebote de la ostia. Pero lo teníamos claro. El lunes a primera hora nos presentaríamos en el despacho del Monsieur Pedinelli (director de la residencia) con todas nuestras 'putrefaciones' y daños colaterales de nuestros respectivos frigos y pedir explicaciones. Y ya de paso que nos lavara los calcetines, me planchara la ropa, lavara a la Delphina y me fregara el suelo, ya que el otro día descubrí que su color original era blanco y no beige como yo venía pensando todos estos días. Por suerte para dicho individuo la luz regreso y decidimos retirar los cargos y la querella presentada.

Volviendo a la playa. Es increible. El mar se mete en la isla en forma de ría, pero da toda la apariencia de ser la desembocadura de un río, todo ello con las montañas y árboles al lado.