jueves, enero 19, 2006

Ruido de tacones y la revolución de los pijamas

Que bien y que alegría me ha dado esta mañana cuando me han dado la siguiente noticia. Las clases que teníamos que dar en la Citadella se pasan a dar en los edificios de la universidad de letras. Parece que no es nada, ¿verdad? Pero sí, sí que lo es. El pueblo de Corte se encuentra lo que se dice a lo largo to' una montaña, bueno, montañita. La Citadella en concreto se encuentra en lo alto de esta. La universiad de letras a los pies. Y mi residencia es como que casi el mismo edificio que el de la facultad de letras. Esta mañana la alegría ha llamado a mi puerta con sonido de tacones. Sí, tacones, tacones lejanos y cercanos, de esas botas, que esas corsas se empeñan a llevar por estos sus suelos sin asfaltar. Normalmente ese ruido de tacones me molesta, pero hoy era un sonido diferente. Era como si un manada de tacones, digo corsas, hubiera entrado en la residencia por la fuerza y estuvieran dispuestos a quedarse allí. Luego me enteré de la noticia: Debido a que somos demasiados estudiantes, cosa que me extraña, han habilitado unas aulas en la residencia para dar las clases de la universidad. Lo cual quiere decir, que si ya antes no tenía que salir de la residencia para comer, ahora no lo tengo que hacer ni para ir a clase. Estoy emocionado, porque se ha cumplido otro de mis sueños, el primero era la celebración del concurso Miss Nutella y el segundo no tener que quitarme el pijama durante todo el día. Pero es que de esta manera, no van a ser días, ni semanas, sino 6 meses de Erasmus que me quedan. Allá por donde vayas profesa nuestra palabra me dijo una amiga (sí, un miembro costra) y ya he cumplido. En la residencia no se habla de otra cosa que de la revolución de los pijamas, que es como se ha denominado este movimiento. Menos mal que tengo dos pijamas y puedo ir alternando, los 3 primeros meses el azul y los 3 restantes el marrón (en sus inicios beige). El precio medio del pijama se ha duplicado en el casino (es decir, el mercadona de aquí, esto lo digo para los que no siguen el blog, que luego me dicen que si me ha dado por el juego) y las existencias de los susodichos pijamas están bajo mínimos. Se ha creado todo un mercado negro alrededor de este tema, del que quiero dejar claro que yo no tengo nada que ver.
Las corsas al principio se han negado a llevar todo el día el pijama porque no iba acorde con el color de sus botas. Pero todo llegará, ya lo vereis.

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