Como no podía ser de otra manera, aquí que se plantaron los papis en Ajaccio el otro día. Dos meses ha soportado la madre que me parió en no asomarse por estas tierras y comprobar que todas las cosas se encontraban en orden y el niño no pasaba hambre. Y es que algo ha cambiado en esta isla desde su visita. Ya no se habla de otra cosa. Se acabaron los debates nacionalistas. Se acabaron las quejas por la comida en el restaurante. Se acabó la escasez de alimentos provocada por la huelga. Todo se acabó. En su lugar se ha instaurado un sistema confederal liderado por la Mayte. Sí como lo oyen. Han cambiado la lengua oficial del corso por el mostoleño. Esto no es Francia. Ya no escuchan a Edith Piaf, si no las Supremas de Móstoles. Ya nadie se levanta antes de las 11. Todo el mundo cumple el dogma de la siesta. Le cafe au lait no existe, en su lugar a los cafeses se les llama café y olé. La bandera corsa ha dejado paso al logo de 'Puente Inmobiliario' y el héroe nacional ya no es Napoleón sino Andrés Torrejón
Y pensarán 'A este se le ha pirado, se le fue', pero no, no es eso. El problema es que aunque yo empecé la heroica hazaña de la colonización cultural de esta tierra, mis padres han terminado de rematarla. ¿Por qué? Muy fácil. Lo entenderán después de leer lo ocurrido durante la semana que pasarón aquí mis padres.
Nada más llegar al aeropuerto todos comenzaron a dar cuentas de que allí había españoles. Pues entre todos los presentes solo se podía distinguir una mujer con la mano en alto que gritaba 'Aquí, Javi, hijo!!!, qué estamos aquí!!!'. Una vez en la cochambre la cosa fue rápida. Abro la puerta y mi madre se abre paso para realizar un examen exhaustivo de todo cuanto allí se almacenaba: midió el grosor del polvo acumulado, examinó y enumeró todas las cosas necesarias y ausentes y las registro en su disco duro, abrió la nevera y calculo el número de metros cúbicos de comida que podrían introducirse en ella. A posteriori llegó el desembarque de cosas:
- Abrigo nuevo
- Gorro de invierno
- Jerseises varios, de colores y tamaños variables.
- 5 kg de jamón y otros 5 kg de lomo. Viva España.
- Mi clarinete con las partituras.
- Mis regalos de cumpleaños.
- ...
Pero claro eso no podía bastar y fue en ese momento cuando fuimos a hacer la COMPRA. ¿Y que se compró en esa COMPRA? No fue una compra normal. A mi madre el Casino se le hacía pequeño. Había que encontrar un sitio más grande, algo más, como diría yo, más Alcosto, más Caprabo, más Mercadona, más Hipercor. Y lo encontramos. El sónar que mi madre tiene instalado en la nuca junto con su fino olfato de rebajas, dieron con el supermercado al que íbamos a dar el palo. ¿Y que se COMPRÓ allí?
- Una cocina eléctrica
- Dos cacerolas de diferente tamaño
- Una sartén
- Utensilios varios de cocina, a mi madre parece que no le bastó con lo que yo me agencio del restaurante
- Aceite (de oliva)
- 4 kg de pasta
- Tomate
- Patatas
- Huevos
- Una cafetera
- Café
- Bollos, galletas, magdalenas... pero no galletas María, de esas no hay. Fue una verdadera desilusión. (mensaje para la Yaya Pascua: quiero galletas María, de las de Fontaneda o las del Día, me da igual, pero María, porque me parece increíble e indignante que en uno de los países más avanzados del mundo no hayan sido capaces de desarrollar la tecnología necesaria para crear las galletas María)
- ... y muchas más cosas de las que ya he perdido la cuenta o ya me las he comido y no puedo mirar en el armario para hacer memoria
Gracias a todos estos avances de la mía cochambre y en nombre de la asociación de estudiantes extranjeros de Corte, en particular de los Erasmus, queremos mostrar nuestros más sentidos agradecimientos a la familia Sánchez López por haber hecho más fácil la vida a todos aquellos que vivimos en el pasillo de mano izquierda según sales del ascensor en la 3ª planta. Se acabaron esos domingos a base de Pan, Nutella y embutidos corsos. Gracias por habernos abierto las puertas de toda una gastronomía, que aunque escasa y no muy rica en proteínas, es una gastronomía. (en todo caso de esto ya hablaré otro día)
Bueno a parte de todo esto, visitamos Calvi, Ajaccio, Corte, Bastia, Bonifaccio, Ile de Rousse, comimos 'moules', tomamos cafe olé, hicimos una tortilla de patata y fotos absurdas, desenfocadas o sin contenido claro. (Mamá me tienes que mandar las fotos para poner alguna)
Por añadidura a todo esto mi abuela me ha mandado un kilo de pipas ya que aquí no hay. Es más, el otro día tuve que enseñar a los belgas como se comen, porque pensaban que eso era comida para los animales. Ahora les tengo que decir que ya no me quedan si quiero seguir comiendo yo. Lo que es la vida.